miércoles, 20 de noviembre de 2013

... alla Puttanesca.








¿Qué pasa cuando tienes tan "interiorizado" un sabor que se convierte en el detonante de un reflejo condicionado? Nada, todo, que disfrutas de él, que rememoras momentos, que estableces conexiones, que te recorre casi como un escalofrío y activa algo que estaba dormido.  Hoy es un sabor, mañana un sonido, quizás otro día lo sea un olor, o el tacto de algo, incluso una determinada luminosidad... si nos paramos aquí y evocamos conscientemente esos momentos tal vez descubramos que tenemos más de lo que recordamos.

La Puttanesca es una de esas salsas que me produce un reflejo condicionado: Unos maccheroni en Roma, un lampuki en Malta, unos penne rigate en París... y las pequeñas historias que los acompañan Desde luego que el lampuki maltés no era alla puttanesca, pero el resultado en la boca era el mismo. Es la combinación de salado, picante, ácido ydulce untuoso, junto al punto agrio, en casi perfecto equilibrio, lo que la hace total. La puttanesca es una de las reinas que se disputan el imperio de los sabores mediterráneos y lleva las de ganar.


Hacer hoy una puttanesca y subirla al blog es culpa de alguien así que no le hago esperar más y aquí la dejo:





      75 g. de mantequilla
      90 g. de filetes de anchoa
      3 dientes de ajo hermosos
      1,5 cucharadas de alcaparras
      225 g. de olivas negras sin hueso
      2 cucharadas de hojas de perejil fresco picadas
      600 g. de pulpa de tomate
      Dos cayenas o media guindilla roja
      Aceite de oliva
      Sal
      Pimienta




Ponemos a fuego suave, en una cazuela, la mantequilla con un par de cucharadas de aceite y sofreímos despacio los ajos muy bien picado, con cuidado de que no se quemen y escasamente se doren, añadimos los filetes de anchoa escurridos y majados en el mortero y dejamos sofreir un poco más. Agregamos las olivas groseramente troceadas (o enteras, si nos gusta más así), las alcaparras picadas bien menudas y el tomate troceado. Añadimos la guindilla picada, salpimentamos con cuidado de no pasarnos con la sal y, cuando arranque el hervor, dejamos cocer a fuego medio bajo durante 15 minutos. Nada más sacarlo del fuego echamos el perejil recién picado, removemos y servimos.

Ya sólo nos queda elegir con qué pasta nos la vamos a llevar a la boca... o tal vez se nos ocurra algo diferente para hacerle compañía.



Por cierto, yo soy vegetariana y, lógicamente, mi puttanesca es exactamente igual pero sin anchoas, si la sazonamos con sal de algas (en mi caso wakame molida, pero esto es al gusto de cada cual) el resultado es muy muy aceptable, si no tenemos algas, pues sin ellas, la dejamos sabrosita y está muy rica.


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viernes, 15 de noviembre de 2013

Bundt Cake de Dátiles y Naranja



Cierto que hace días que me rondaba hacerme con un molde alto para bundt cake, ya tenía uno de corona de los "bajitos" pero eso de ver en los recetarios de repostería esos bundt cakes altitos, con los glaseados deslizándose como lava de volcán y no tener yo uno ya empezaba a desasosegarme... ayer voy y compro uno  y ya estaba yo pensando en versionar alguna de esas recetas que rondan por mis libros, sin prisa pero sin pausa. ¿Sin prisa? de repente me ha entrado toda la prisa del mundo, hoy es el Día Internacional del Bundt Cake así que se acabó la calma... pendiente como estaba de un bizcocho de dátiles y con las primeras naranjas ya en el frutero la cosa estaba clara. Recomiento el glaseado sólo para ocasiones puntuales pues es una sobrecarga de azúcar, o si no podemos evitarlo hacer la mitad de lo que he puesto yo en la receta, que me he pasado pero quería hacer una doble capa: glaseado con ralladura y glaseado sin ralladura sobre el que luego ésta se espolvorea, así que allá cada cual.

 





185 g. de mantequilla
¼ de litro de leche
150 g. de azúcar moreno
145 g. de dátiles secos deshuesados y troceados
½ cucharadita de bicarbonato
300 g. de harina
8 g. de levadura química
2 huevos


55 g. de azúcar blanquilla
ralladura de la piel de una naranja
el zumo de una naranja
1,5 cucharada de agua de ahazar
300 g. de azúcar glass.
1 cucharadita de mantequilla






Precalentar el horno a 180ºC y engrasar un molde alto de corona (tipo bundt cake) de 20 cm.
 

En una cazuela grande mezclamos la mantequilla, el azúcar y los dátiles y la ponemos al fuego, removiendo hasta que se funda la mantequilla y llegue al punto de ebullición, entonces apartamos del fuego, agregamos el bicarbonato y dejamos reposar diez minutos. Pasado ese tiempo volcamos dentro de la cazuela la harina previamente mezclada con la levadura y los huevos ligeramente batidos. Remover bien para que se integre todo rápidamente, verter en el molde y poner al horno 40 minutos. Cuando esté ya cocido nuestro bizcocho lo sacamos del horno, desmoldamos y dejamos enfriar sobre una rejilla.

 
Mientras tanto ponemos a calentar en un cazo el azúcar blanquilla y 60 ml. de zumo de naranja, sin parar de remover y sin dejar que hierva hasta que se haya disuelto el azúcar; entonces lo llevamos al punto de ebullición y retiramos del fuego.


Con una aguja de lana o un palillo fino pinchamos por la corona y los laterales del bundt y, colocando un plato que recoja el sirope debajo de la rejilla, vamos regando poco a poco el bizcocho para que se vaya empapando. Cuando ya haya absorbido todo el jarabe dejamos secar la superficie.


En un cuenco resistente al calor ponemos el azúcar glass, la mantequilla, una cucharada de zumo de naranja -colado- y una cucharada de agua de azahar, y lo ponemos al baño maría trabajándolo hasta obtener una pasta suave y ligera que podamos verter y escurrir sobre el bizcocho. Añadimos más zumo de naranja si es necesario. Dejamos caer el glaseado por encima del bizcocho, espolvoreamos con la ralladura y esperamos a que esté frío y seco. Ya podemos disfrutar de nuestro bundt cake de dátiles y naranja... seguro que repetimos, y ¿qué tal acompañado de un buen té verde?








viernes, 1 de noviembre de 2013

Paté de berenjena asada y ajos confitados.




            De los patés vegetales caseros uno de nuestro favoritos es el de berenjenas según la ya tradidional fórmula de berenjena asada, ajo crudo, sal y pimienta que nos acompaña a lo largo de los veranos desde hace unos cuantos años. Por eso hoy tocaba aprovechar una mañana tranquila para versionar un poco ese paté y hacerlo algo más “festivo”. No es difícil y el resultado es muy sabroso (el tradicional también), pero suma mayor suavidad en la textura y aroma de los ajos, aquí confitados, y el toque del comino, sutil pero presente.




Ingredientes:
120 g. de berenjena asada, pesada asada y sin piel.
30 g. de ajos confitados
1 cucharadita de postre de zumo de lima
2 pizcas de comino molido
2 pizcas de pimienta negra molida
1 cucharada de aceite de oliva (se puede poner de la de los ajos)
Sal al gusto (que quede sabroso pero no salado)


Preparación:
Colocamos todos los ingredientes excepo el aceite en el vaso de la batidora y trituramos, de forma que no queden trozos pero que tampoco una crema absolutamente uniforme. Agregamos el aceite y removemos con una cucharita para que se integre, pero sin batir. Guardamos en un tarro esterilizado y conservamos en la nevera.




miércoles, 16 de octubre de 2013

Pan de plátano... para el World Bread Day



 

            A veces las cosas surgen sin mayor intención, como ha sucedido hoy... tres plátanos maduros en el frutero, despidiendo un aroma evocador, ya sé que esto va a resultar como aquel anuncio de "Heno de Pravia", pero el olor a plátano maduro es uno de los más persistentes en mi memoria infantil, que me trae el pan de plátano que preparaba mi madre, menos a menudo de lo que a mi hermano y a mí nos hubiese gustado, y que llena la casa mientras crece en el horno y queda atrapado en su miga, esponjosa y fresca mientras dura... poco tiempo, desaparece a la velocidad del rayo. En realidad está más próximo a un cake que a un pan, pero en casa siempre ha sido Pan de plátano y como tal lo devorábamos: sólo, untado con mantequilla o con miel, o con crema de cacao uhmmmm... o con un buen trozo de chocolate, o juntando dos rebanadas finas espolvoreadas con canela.

            Bueno, a lo que iba, que ya estaba organizando la mañana para tener listo un Pan de Plátano  que solucionase la merienda acompañado con un par de cuadros de chocolate  ( el otro elemento de evocador aroma, el "Chocolate a la taza. Pedro Mayo", pero sin taza) cuando voy y me doy de bruces con un post en el estupendo blog "Mi Enredadera" en el que Paula presenta un pan dulce maravilloso para el ¡¡ Día Mundial del Pan !!, que es hoy, ni más ni menos, 16 de Octubre...


 World Bread Day 2013 - 8th edition! Bake loaf of bread on October 16 and blog about it!

Bueno, pues va a ser que alguna conjunción astral me empuja y busco rápidamente cómo hay que hacer para participar en el evento... el objetivo es celebrar el día haciendo un pan, a ver si se consigue reunir un pan diferente para cada día del año, total nada, como para resistirse. ¡Ahí va mi pan!




Ingredientes:

250 g. de plátanos maduros bien chafados  (aprox. 3 plátanos)
200 g. de harina
100 g. de azúcar moreno
100 g. de mantequilla
2 huevos
1/2 cucharadita de sal
1 cucharadita de bicarbonato
100 g. de nueces picadas


Preparación:

Fundir la mantequilla y añadirle el azúcar, los huevos (sin batir) los plátanos y el resto de los ingredientes, removiendo la masa con una cuchara de madera hasta que quede bien trabada. Se coloca en un molde rectangular engrasado con mantequilla y se cuece en el horno a 175º durante una hora aproximadamente. Se desmolda cuando ya esté frío y se espolvorea con un poco de azúcar glass.





martes, 8 de octubre de 2013

Pastel de Zanahoria antidesencanto (o Carrot Cake para cerrar grietas junto a un café)

                 

                                           "Porque no he encontrado mejor forma de aprender a vivir con el dolor que invitándolo a un café y hablando cara a cara."







Nada como un buen Carrot Cake para cualquier ocasión, con o sin cobertura, con o sin nueces, con o sin hambre. Todo un clásico con plan renove a perpetuidad... ¿que se ha quedado en nada porque han venido los peques, o unos amigos, o la vecina, y lo han hecho casi desaparecer?¿que no has podido resistir y esto ha sido un “un poquito ahora, otro poquito después, total... por un poquito”? Nada, plan renove, enciendes el horno y otro, no sea que llegue alguna visita y no tengas qué sacar para el café... ¿acaso hacen falta excusas?, en cuanto se hace una vez ya no las necesitarás más.


Como tantas cosas ricas esta receta me llegó vía Silvia “la Ninfa” y ya me advirtió que se convertía en un fondo de horno, un básico de la alimentación familiar y... ma foi, c'est vraie! Por eso, cuando mi querida Elvira me comentó cierto desencanto con un pastel de zanahoria me dije que eso no podía quedar así, había que enmendar el asunto rápidamente. Allá voy, directa a encender el horno.



 




Bizcocho:

280 g. de azúcar glass
La ralladura de la piel de una naranja
400 g, de zanahorias peladas y ralladas
4 huevos (L)
200 g. de aceite de oliva
250 g. de harina
2 cucharaditas rasas de bicarbonato
2 cucharaditas rasas de levadura química
1'5 cucharadita de canela en polvo
1 cucharadita de nuez moscada
1 pizca de sal
50 g. de nueces picadas (opcional)



Cobertura:

50 g. de azúcar glass
80 g. de chocolate blanco
50 g. de mantequilla o margarina a temperatura ambiente
300 g. de queso blanco de untar
30 g. de zumo de naranja
Ralladura de naranja


Precalentar el horno a 180ºC. Mezclar el azúcar glass con la ralladura de naranja en un bol, añadir los huevos, mezclar bien y agregar el aceite, sin dejar de mezclar hasta que se integre completamente; incorporar las zanahorias ralladas y mezclar, luego la harina tamizada con el bicarbonato y la levadura; seguimos removiendo sin parar, hasta que la masa sea “homogénea”, y terminar añadiendo las especias, las nueces y la sal. Verter la masa en un molde engrasado y hornear entre 45 y 60 minutos (comprobar la cocción pinchando con un palillo, ha de salir limpio). Dejar enfriar y desmoldar cuando esté frío.

En un cazo al baño maría derretimos el chocolate blanco con la mantequilla. Añadimos, cuando esté a temperatura ambiente, el resto de los ingredientes de la cobertura y batimos bien hasta obtener una crema suave y homogénea. Rellenar y cubrir, o sólo cubrir, el carrot cake ya frío y espolvorear con la ralladura de piel de naranja.

Conservamos en la nevera si lleva la cobertura de chocolate blanco, si no puede dejarse a temperatura ambiente o incluso congelarse si queremos guardarlo (aunque una vez probado eso será difícil... )






martes, 1 de octubre de 2013

Mermelada de higos al Oporto y flores de romero

     


Cesta con Higos. Pintura mural en Villa Popea, Oplontis.



            Acabamos de comenzar octubre y las dos higueras siguen a lo suyo, cargadas de higos que van madurando... este año se está alargando la temporada para gran alegría de los que disfrutamos de ellos. Antes de ir a por otra cajita había que terminar con los que trajimos en nuestra última "expedición" a la huerta y como ya estaban tan maduritos la decisión ha sido rápida: ¡mermelada! Lo cierto es que quedaban pocos y no ha salido mucha, pero esta escasez será una buena excusa para deleitarnos con ella pues ha quedado deliciosa, dulce y aromática, para acompañar quesos curados, coronar alguna tartaleta de crema o algún helado de vainilla, o algo más se nos ocurrirá y puedo asegurar que será el ingrediente protagonista.










Necesitamos:

650 g. de higos maduros ya pelados y linpios
250 g. de azúcar moreno
el zumo de un limón
3 cucharadas soperas de Oporto
2 cucharaditas de flores secas de romero
1 vasito (de los de vino) de agua



Elaboración:

Colocamos los higos limpios y troceados en una cazuela, los cubrimos con el azúcar y el zumo de limón y los dejamos macerar unas horas; yo los he tenido seis horas. Pasado el tiempo de maceración ponemos la cazuela al fuego y arrancamos el hervor, que mantendremos a fuego medio suave unos 15 o 20 minutos durante los cuales iremos retirando con cuidado la espuma que va subiendo a la superficie. Pasado ese tiempo trituramos los higos con la batidora de mano y añadimos el agua y las flores, dejamos cocer unos minutos y agregamos el Oporto. Seguimos ahora cociendo unos 30-40 minutos a fuego suave, retirando siempre la espuma que se vaya formando,  y que adquiera la densidad adecuada o la que nos guste.


Pasamos la mermelada a unos tarros esterilizados, cerramos y dejamos boca abajo para que hagan el vacío. Ahora ya sólo nos queda pensar cómo y con qué dar buena cuenta de este manjar.






lunes, 30 de septiembre de 2013

Camembert en hojaldre y Camembert en hojaldre.




Esta receta es un capricho rápido y delicioso, sobre todo si sois tan ratones como en mi casa y el queso os chifla; qué voy a decir yo, para mí el queso y el hojaldre son caballos ganadores...  Aprovecho para subir dos versiones  y de paso si voy haciendo más variaciones las iré añadiendo a este post.

El procecimiento es tan sencillo como descongelar una placa de hojaldre y cortarla cuadrada del mismo tamaño que el papel con el que viene envuelto el Camembert. Colocamos en el centro del hojaldre el queso junto con el acompañamiento que elijamos y lo envolvemos con la masa del mismo modo que lo envolvía el papel. Pintamos con leche o con huevo o yema batidos y al horno, ya precalentado, a 200ºC durante 15 minutos.

Y ahora os cuento: esta receta me la pasó mi amiguita Silvia (aquella ninfa que salió por una de las primeras recetas del Klibanos blog) y la primera era con el camembert bañado en mermelada de tomate, y así lo hacíamos en casa, pero hoy, con esto de que ya tenía en la nevera tomates cherry y ajos confitados he preparado una nueva versión que ha quedado impresionante. Os dejo aquí los montajes y veréis lo fácil que es



 Camembert en hojaldre con mermelada de Tomate Rosa de Barbastro
 




Camembert en hojaldre con ajos y tomates cherry confitados y comino. (En este caso he descortezado el queso)









domingo, 29 de septiembre de 2013

Tomates Cherry confitados.

          
   
   
               Normalmente dedico mucho tiempo en verano a la conserva de tomates cherry por varios motivos: cuando comienzan a llegar es tal la cantidad y fragilidad que hay que darles una salida cuanto antes así que ensaladas con cherrys... y unas cuantas horas de dedicación para limpiarlos,secarlos en el horno y así conservarlos en aceite, por eso acaban siendo el único tomate que como en ensalada durante el invierno. El segundo motivo es su sabor y su versatilidad a la hora de usarlos en pizzas, pestos rojos, focaccias, ensaladas invernales, incluso pan. Motivos y soluciones que justifican sobradamente el tiempo dedicado a estas miniaturas. Pero me faltaba confitarlos, hace tiempo que veía por ahí alguna receta para prepararlos así, pero no acababa de decidirme ...y hoy ha sido el gran día: me trajeron ayer poco menos de medio kilo y no era el momento de dedicarlos a una ensalada (ahora que tenemos el tomate rosa de Barbastro en su mejor momento) ni la cantidad era suficiente como para tanto tiempo de preparación y horas de horno para el secado... No me enrollo más y vamos a confitar.


1/2 kg de tomates cherry
3 dientes de ajo hermosos
1 cucharadita de pimientas variadas en grano
1 hoja de laurel
2 pizcas de tomillo seco
1 cucharada de azúcar moreno
Aceite de oliva virgen





Pues resulta que la cosa es tan sencilla como lavar, secar y quitar los rabitos a los tomates, pelar los dientes de ajo y poner todo en una olla o cazuela ajustada al volumen de los ingrediente. Una vez todo en la cazuela cubrimos con aceite de oliva y ponemos al fuego llevándolo hasta justo antes del punto de ebullición, y dejando confitar al mínimo de temperatura durante una hora u hora y cuarto; retiramos del fuego, lo pasamos todo a un bote (o varios) esterilizado y guardamos en la nevera. No puedo decir cuánto tiempo aguantan en buen estado... ni creo que poe esta vez pueda comprobarlo porque van a ser “despachados” rápidamente.



miércoles, 11 de septiembre de 2013

Si es fiesta...Brazo de nata y moras.


         

           ¡Vaya! Iba a dejar un post con una fantástica tarta de limón y merengue que hice en el mes de julio para el santo de un amigo y he traspapelado la receta... llevo media tarde buscándola y nada así que no voy a dejar pasar la ocasión de compartir una receta dulce para empezar a hacerme a la idea de que se nos acaba el verano. La verdad es que para mí el verano se acaba el ocho de septiembre, que es cuando acaban las Fiestas Mayores de Barbastro ... deberíamos celebrar el Año Nuevo justo en este momento, cuando por fin en casa pisamos el freno y comenzamos la adaptación a la rutina que nos ocupa la mayor parte del año. 

           Y ya que salen por aquí fiestas y celebraciones voy a meterme en faena y a festejar el cambio de estación estrenando un regalito que me trajo mi amiga Puri cuando volvió de vacaciones -lo que me recuerda que, como de bien nacidos es ser agradecido, tendré que volver a enharinarme para que compruebe y paladee lo bien que va- pues dio la casualidad de que se acordó de mí cuando vio el tapete para brazo de gitano de Lékué... ¡wow! ¡menudo invento! Este va a ser un invierno muy enrollado, ya lo veo venir, y para ir cogiéndo práctica lo estrené para hacer el postres del primer día de Fiestas, teníamos invitados, mi madre se encargaba de preparar un Pulpo a Feira como sólo ella sabe (para la vegeta de casa, o sea yo, hizo unas setas en salsa que aún me relamo) unas gambas salteadas a todo fuego con pimienta -las borda- y una ensalada sencilla y magistral de Tomate Rosa de Barbastro. Yo el postre, un brazo de gitano de nata y moras con el que casi no podíamos después del menú de la mami, pero que no perdonamos... había que coger fuerzas para aguantar todas las Fiestas.
¡Oh, vaya! Ahora que leo casi podría haber comenzado con el clásico... “querido diario”. Bueno, ya está, me pongo con la receta.





Para la masa

4 cucharadas colmadas de harina de repostería
4 cucharadas colmadas de azúcar moreno
4 huevos (M)
Una pizca de sal

Batimos los huevos con el azúcar sin parar hasta obtener una textura cremosa que haya triplicado el volumen, hay que cargarla bien de aire. Añadir la harina tamizada con la sal y mezclar bien y cuidadosamente con movimentos envolventes. Extendemos en el tapete y ponemos al horno ya caliente, a 180º durante unos 20 minutos.


Jalea para pintar el bizcocho

50 g. de moras
50 g. de azúcar
150 ml. de agua

Preparamos un almíbar con el agua el azúcar y las moras que trituraremos cuando éstas ya estén tiernas. Las pasamos por un colador para separar los granillos. Cuando la placa de bizcocho esté tibia la pintamos con el almibar de moras.


Para el relleno:

1/2 litro de nata para montar
80 g. de azúcar glass
1 cucharada rasa de maizena
1 cucharada de leche
2 tazas de moras maduras


Comenzamos a montar la nata con el azúcar y, cuando empiece a hacer picos, pero antes de estar dura, agregamos la fécula de maíz diluida en la leche, y la terminamos de montar, dejándola muy firme.



Ahora vamos a componer el brazo extendiendo, sobre la placa de bizcocho ya pintada con el almíbar, una buena capa de nata montada (más o menos dos tercios del total pues hemos de guardar para después cubrir o decorar el brazo), después repartimos todas las moras (reservando una cuantas para la decoración). Enrollamos el brazo ayudándonos con el tapete y lo pasamos a la fuente o bandeja en la que lo vayamos a presentar, cubrimos o decoramos con la nata y las moras y lo guardamos en la nevera hasta el momento de servirlo.





martes, 13 de agosto de 2013

Mermelada de Melocotón de Qi Baishi





Qi Baishi... de pincelada hábil y rápida, de tierra interior bien cultivada, de mirada atenta a lo pequeño. Qi Bahishi y su caligrafía de la naturaleza desde la grandeza de lo insignificante... Qi Baishi



Qi Baishi. "Melocotones y petardos". 1952


La mermelada de melocotón ya es un clásico en nuestra despensa. Hay que hacer unos cuantos tarros cada verano, bueno... más de unos cuantos. Contamos con la gran ventaja de tener cerca del Somontano un buen territorio melocotonero que tiene ya una reputación bien ganada: el melocotón de Binaced es apreciado y esperado cada verano, y saboreado al natural, en poncho (melocotón con vino), transformado en mermelada y confitura, alegrando la ensalada, y ya incluso como guarnición hecho a la plancha o en chutney... y algo me dejo, seguro.

Buscando más notas y curiosidades sobre el melocotón se aprende que viene de China, a través de Persia, y se asombra una de la gran importancia que tiene en las culturas orientales, en China es símbolo de la inmortalidad. Hay tanto que decir que he decidido preparar más adelante, y con más tiempo, un post que sacie nuestra curiosidad tanto como la receta que dejo saciará nuestros paladares. 
Y a nuestra mermelada de hoy le pondremos el nombre del gran Qi, porque como su pintura es sencilla, hábil y grande.





Mermelada de Melocotón de Qi Baishi


1 kg. de melocotones pesados limpios, deshuesados y troceados
700 g. de azúcar
El zumo de un limón pequeño

Colocar el melocotón en un recipiente amplio, echar el azúcar por encima, que lo cubra, y rociar con el zumo de limón. Dejar macerar unas horas (a mí me gusta dejarlo toda la noche).
Pasado el tiempo de maceración poner en una cazuela a fuego medio y esperar a que hierva, si el hervor resultar fuerte bajar un poco el fuego, pero que no pierda el burbujeo, Ir retirando la espuma cuidadosamente, sin llevarnos almíbar de más, con un cucharon pequeño o una cuchara. Cocer hasta que el melocotón esté bien tierno y triturar al gusto. Dejar hervir y apartar del fuego cuando el hervor suene a “plástico”.

Envasar en caliente en tarros esterilizados, cerrar b ien y colocar boca abajo hasta que se enfríe. Etiquetar y guardar.








martes, 25 de junio de 2013

Helado de Torta del Casar con Compota de cerezas y lavanda














            Las dudas que se me plantearon a la hora de preparar una receta para el concurso de Cocinando Sabores y Cerezas del Jerte quedaron resueltas al releer las bases (siempre hago una primera lectura tan rápida que se me escapan cosas) y ver que podía presentar dos propuestas de elaboración coquinaria con cerezas. Y claro, no es difícil que empiecen a saltar en mi imaginario particular cosillas como cerezas, gazpacho, migas, caldereta, Torta del Casar, sopas de tomate, repápalos, vino de Pitarra, mimos, perrunillas, las patatas 'encascabelás' de mi abuela, el chorizo -rojo o blanco-, Roscas Floras, el jamón de pata negra, las tortas de chicharrones... productos y platos que han estado muy presentes en mi casa pues toda la rama materna de mi árbol es extremeña. Pues bien, a consensuar debilidades y a lo que iba: tenía ganas de probar unas cerezas en compota con lavanda que tenía por ahí medio hilvanada y pensé -¿qué le pongo al lado? -¡Helado!, un helado, que ha llegado el verano, pero ¿qué helado?. Quería un sabor que contrastase y compitiese pues una compota tan aromática necesitaba una compañía con la que mantenerse en equilibrio. Y me arriesgué, Torta del Casar, un helado de queso de oveja fuerte y cremoso. No hace falta decir más, estoy tan contenta con el resultado que lo tengo escondido en el congelador de casa de mi madre para no acabar con él antes de hora.








Para el helado de Torta del Casar necesitaremos:

6 yemas de huevo (M)
175 g. de azúcar blanco
25 g. de azúcar invertido
200 g. de Torta del Casar
1/2 l. de leche
200 g. de nata de montar
100 g. de queso crema blanco

Y ahora lo primero será blanquear las yemas con el azúcar blanco, cuando estén bien cremosas añadimos la leche y el azúcar invertido, seguimos batiendo hasta que se integren y agregamos la Torta del Casar, batimos bien y, sin parar, vamos vertiendo 100 g. de nata. Ponemos a cocer al baño maría a fuego medio, sin dejar de remover con una cuchara de madera, hasta que adquiera la consistencia de unas natillas ligeras, ya estará cuando veamo que napa bien el dorso de una cuchara. Apartamos del fuego y dejamos enfriar. Cuando ya esté frío lo guardamos en la nevera bien tapado dejándolo reposar unas horas (mínimo 6).

Pasado el tiempo de reposo batimos el queso blanco con el resto de la nata y lo añadimos a la crema de Torta del Casar, lo batimos hasta que se integre bien y vertemos la crema en la heladera para que se monte el helado.



Mientras la crema para el helado está reposando en la nevera podemos preparar la Compota de Cerezas:

150 ml. de zumo de cerezas
125 ml. de aguardiente de cerezas del Jerte
125 ml. de licor de cerezas del Jerte
150 ml. de miel de flores
1 cucharada de florecitas de lavanda
1 kg. de cerezas negras lavadas y deshuesadas
1 cucharadita de fécula de maíz

Ponemos a cocer durante 15 minutos a fuego medio-suave todos los ingredientes salvo las cerezas. Pasado el tiempo incorporamos las cerezas y cocemos diez minutos más. Ligamos un poco la salsa con una cucharadita de fácula de maíz mezclada con un poco de zumo de cerezas. Dejamos enfriar y conservamos en la nevera en un recipiente bien tapado.



Ya sólo nos queda disfrutar este delicioso helado de Torta del Casar acompañado de la compota de cerezas... ya me comentaréis cómo ha ido.







Caviar de cerezas sobre gelé de aguardiente del Jerte

      



       Hoy comienzo el post con una doble confesión: nunca he participado en un concurso de recetas y casi nunca cocino las cerezas... uhmmmm, están tan ricas que no me da tiempo a pasarlas por otro proceso que no sea el de saborearlas frescas y tersas. Pero pocas excusas necesito para ponerme a sacarles algo más y desde que descubrí en el blog Cocinando Sabores el lanzamiento del concurso con Cerezas del Jerte se arrancaron a aplaudir mi yo coquinario y mi yo medio extremeño (alguna ventaja ha de tener esta “multiyoidad” que me caracteriza, ¿o no?), mi cabeza se puso a funcionar y mis manos a revolver por la cocina... y de ahí a paladear sabores, aromas y texturas... y cerezas, redondas, rojas, negras, versionadas y disfrutadas.
Creo que ha valido la pena ponerme en canciones con Las Cerezas  (¡qué bien se cocina con música!)






Vamos a necesitar Caviar de cerezas, Gelé de aguardiente de cerezas, capsulitas de chocolate y un poco de mermelada de cerezas.Así que vamos con la preparación, en tres pasos, y montaje.
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 Caviar de cerezas

          200 g. de puré de cerezas
          100 g. de almíbar
          1'5g. de agar agar en polvo
          Aceite de girasol (en un vaso alto y puesto a enfriar en la nevera)

Mezclamos en un cazo el agar agar con el almíbar y después con el puré de cerezas. Lo llevamos al fuego, sin parar de remover hasta que arranque a hervir. Ha de quedar con una consistencia cremosa pero más tirando a líquida que a puré, se puede añadir agua si es necesario, lo comprobaremos enseguida: cargamos una jeringa o cuentagotas o biberón de cocina y vamos goteando en un recipiente alto con el aceite de girasol; al caer las gotas se gelifican y esferifican, quedando formado el caviar de cerezas, cuando tengamos unas cuantas esferas (como una cucharada) las recogemos con un pequeño colador o con una cuchara y las escurrimos bien del aceite, las aclaramos rápidamende en un recipiente con agua bien fría (sin dejarlas a remojo) y reservamos. Continuamos así hasta terminar con todo el puré de cerezas. Guardamos en recipiente cubierto en la nevera.

Gelé de aguardiente de cerezas

          250 ml. de aguardiente de cerezas del Jerte
          5 hojas de gelatina

Remojar las hojas de gelatina en el aguardiente unos minutos hasta que estén bien hidratadas, escurrir y reservar. Poner el aguardiente al fuego y cuando esté bien caliente, o en el punto de ebullición, agregar la gelatina, remover bien hasta que esté perfectamente disuelta y verter a un recipiente para que se enfríe, pasarlo a la nevera y dejar unas horas hasta que esté bien frío y consistente. Una vez gelificado desmoldamos y lo picamos.


Cestillos de chocolate

          150 g. de chocolate negro
          150 g. de chocolate blanco

Troceamos y fundimos en sendos recipientes al baño maría cada uno de los chocolates, con cuidado de que no le salte nada de agua. Formamos las cápsulas a nuestro gusto. Yo las he hecho con corchos de vino a los que he enrollado un cuadrito de papel vegetal, sujeto con una gomita en un extremo del corcho, y he dibujado con el chocolate (jeringa, biberón, decopén,...) la cestilla, luego a la nevera hasta que han estado bien consistentes, desmoldar y poner sobre papel, de pie, para rellenar el fondo con más chocolate y formar así la base, de nuevo a la nevera hasta que esté bien duro.


Mermelada de cerezas

Yo tenía un tarrito de mermelada, pero si no podemos aprovechar que estamos metidos en faena y preparar una mermelada casera con cerezas deshuesadas, la mitad de su peso en azúcar y un chorrito de zumo de limón.



Montaje:

          Con todos los ingredientes bien fríos llega la hora de montar la presentación de nuestro caviar de cerezas así que ponemos en el fondo de los vasitos o cestillos de chocolate un poquito de mermelada de cerezas, seguimos con una cucharadita de gelé de aguardiente y culminamos con una cucharita y media de caviar de cerezas.

No hace falta excusarse en un concurso para animarse a preparar estas pequeñas delicias  pues, como dice mi amigo Jaime,  es ESPECTACULAR... casi tan espectacular como sus fotos.








sábado, 4 de mayo de 2013

Tarta Mousse de Fresas para Bergman.

Post especialmente dedicado a Begonius
...Bon courage ma chérie!


Un cuadro sorpresa, una película imprescindible, una tarta ineludible...  y fresas, siempre fresas.




            Escribir "cuadro fresas" en el buscador 'imágenes google' y que te encuentre esto ha resultado una acción más fructuosa de lo que cabía esperar: el hallazgo de un más que interesante blog sobre el mercado del arte, el panorama actual y los panoramas pasados, y muchas cosas muy interesantes que revolotean entre las letras de c u l t u r a... así que os dejo la llave del blog de Ana Trigo


Mares como fresas. María Jesus Pérez Vilar



            Una película, del gran I. Bergman... para los grandes en pantalla y una tarta entre manos tenemos dos opciones: ver la película mientras cuaja la tarta en la nevera o ver la película mientras damos buena cuenta de la tarta ya fuera de la nevera. Yo elegiría lo primero... para no mezclar. Os dejo en taquilla la entrada al pase de "Fresas Salvajes"



***

            Y ya podemos pasar a la cocina, nos espera un postre ligero para los primeros calores, bajo en grasa y en azúcar, rico en fruta y proteínas, y además muy fácil de hacer. 


Ingredientes...
            … para la base
Dos huevos
50 g. de azúcar
50 g. de harina

            … para la mousse
400 g. de fresas
unas gotas de estevia (o el                  edulcorante que prefiramos)
8 hojas de gelatina neutra (16 g.)
3 actimel (0% mg.) de fresa
250 g. de queso blanco de untar light 2 claras a punto de nieve bien firme

            … para el adorno
 250 g. de fresas
chocolate blanco fondant.




Preparación...
             
            Base:
Batir los huevos con el azúcar hasta que doblen su volumen, añadir la harina tamizada y mezclar con movimientos envolventes. Poner en un molde de 22 cm. de diámetro apto para microondas y cocer 3 minutos a 800 W. Dejar enfriar y desmoldar. Si preferimos hacerlo en horno convencional (yo lo prefiero) serán 10 minutos a 160º.
Una vez frío, poner la base de bizcocho en el fondo de un molde desmontable de 22 cm. de diámetro. Ahora hay que ir cortando las fresas para el adorno por la mitad y colocándolas de pie alrededor de la base, contra la pared del molde y con el corte hacia afuera, para que queden pegadas a ésta.

             La Mousse:
Batir el queso con los yogures bebibles. Triturar los 400 g. de fresas bien limpias con el edulcorante hasta conseguir un puré fino. Calentar en el microondas 100 g. del puré de fresas y deshacer en el las hojas de gelatina previamente hidratadas en agua fría, juntar con el resto del puré y mezclar bien. Añadir el queso batido y mezclar bien, agregar las clara a punto de nieve fuerte y mezclar el conjunto con movimientos envolventes, con cuidado de que las claras no “pierdan aire”. Verter en el molde y poner en la nevera unas horas hasta que gelifique.

             Adorno:
Adornar con unas fresas pequeñas enteras y un cordón de mermelada de fresa.



martes, 30 de abril de 2013

Ensalada de crudités con salsa cremosa de naranja.





       Una ensalada fácil, casi improvisada  y que acaba conviertiéndose en un completo entrante. Dejo ingredientes y montaje, y la receta de la salsa delicadamente equilibrada en aroma y textura, digamos que es el toque suave que da el contrapunto adecuado a la crujiente carnosidad de las crudités. Sin rodeos.



Ingredientes
     
             ... para la ensalada de crudités:

Media bolsa de espinacas baby sin los pedúnculos
Tres zanahorias
1/4 de calabaza
1/4 de corazón de apio (apionabo o celeri)
Brotes de alfalfa
Brotes de lombarda

            ... para la salsa cremosa de naranja:

2 cucharadas soperas generosas de veganesa
1 cucharada de postre de mostaza de Dijon
Tres vueltas de molinillo de pimienta negra
2 cucharadas de postre de aceite de nuez
1 cucharada sopera de aceite a la naranja
1cuchara de postre de vinagre de manzana
2 cucharadas soperas de aceite de oliva
Ralladura de una naranja
Zumo de media naranja





            Preparación:

Limpiamos bien las espinacas y las repartimos en cuatro   platos. Pelamos y rallamos las zanahorias (con el rallador fino) y el apionabo y la calabaza (con el rallador grueso). Montamos las ensaladas formando una cama con las espinacas sobre la que disponemos las crudités ralladas y coronamos con los brotes de alfalfa y de lombarda.

Preparamos la salsa en un bol, incorporando uno a uno los ingredientes en el orden descrito, batiendo con un batidor de varillas hasta que cada uno esté integrado antes de agregar el siguiente, así quedará montada la salsa homogéneamente.

Aderezamos la ensalada con la salsa y a la mesa. ¡Buen provecho!












jueves, 18 de abril de 2013

Mermelada de Fresones




           Creo que ha llegado el momento de preparar las primeras mermeladas de primavera... una buena remesa de estas dulces conservas no sólo nos resuelve desayunos sino que amplía las posibilidades culinarias tanto dulces como saladas, hemos de aprovechar el mejor momento de cada producto y eso supone mejor sabor, mejor color y mejor precio: ¿quién se resiste?, yo no, así que nada como una fantástica mermelada de fresones... el rojo siempre sienta bien.


 
Sin duda Dios pudo haber hecho una baya mejor, pero sin duda Dios nunca la hizo”
William Butler (1865-1939)



"Cesta de fresas salvajes" c.1760  J.S. Chardin (1699-1779)


 


“Un hombre que atravesaba un bosque se topó con un tigre. Huyó, pero el tigre le persiguió. Un precipicio escasamente visible interrumpió su carrera; estuvo a punto de caer, pero, en el último momento, pudo agarrarse a la raíz de una viña silvestre y se quedó balanceándose sobre el vacío. El tigre estaba arriba, olfateando. Temblando, el hombre miró hacia abajo, y vio otro tigre que esperaba su caída para devorarle. Sólo la viña le sostenía. Entonces, dos ratones, uno blanco y otro negro, se pusieron a mordisquear la raíz de la planta.
El hombre vio entonces una fresa apetecible cerca de él. Agarrándose a la viña con una mano, cogió la fresa con la otra. ¡Qué buena estaba!”

         “Cincuenta cuentos Zen”
Agustín López Tobajas. José J. de Olañeta Editor






           Es una preparación sencilla pero que requiere una dosis de dedicación y paciencia: hay dos opciones, y esto sirve para todas la mermeladas tradicionales, la primera es mezclar los ingredientes bien limpios, pelados y cortados, en las proporciones correspondientes, dejar macerar un par de horas y cocer, triturar, envasar y conservar; básicamente este primer procedimiento es el válido y siempre sale. Obtenemos así una mermelada que será más apagada de color y “turbia”, como cualquier mermelada comercial que se las da de “como hecha en casa”, y todo porque parece que si es de color brillante y traslúcida o transparente pero sin turbiedad, nos están presentando una preparación “artificial”. Nada más lejos del bien hacer cuando de mermeladas, compotas, confituras o jaleas estamos hablando. El segundo procedimiento nos lleva a seguir los pasos indicados para el primero pero con absoluto mimo y, como no voy a explicar dos veces lo mismo, allá voy con la receta y destacaré en negrita esos detalles que nos llevarán al éxito en sabor, color y textura (aunque ésta ya depende también del gusto de cada cual)


Ingredientes

           1kg. de fresas o fresones
           500g. de azúcar
           el zumo de dos limones

Preparación:

           Lavamos bien las fresas, les quitamos el rabito, las partimos en cuatro y las vamos colocando en la cazuela en la que prepararemos la mermelada (de acero inoxidable o de cerámica o barro preferiblemente, pues los ácidos afectan a los recubrimientos antiaherentes y acabamos “comiéndonoslos”). Echamos por encima el azúcar y regamos con el zumo de limón. Dejamos macerar unas horas, mínimo dos, a mí me gusta dejar las fresas al menos ocho horas así que preparo por la tarde la maceración y elaboro la mermelada al día siguiente por la mañana. Como no “abandonamos” nuestras fresas, de vez en cuando vamos a verlas y les damos unas vueltas, con suavidad, para que se se diluya totalmente el azúcar y sigan soltando su jugo, y mezclándose bien con él.

           Pasado el tiempo de maceración, removemos bien y ponemos al fuego, primero fuerte y cuando alcance el punto de ebullición lo mantenemos a fuego medio-bajo, que burbujee despacio. Ahora toca mantener la cocción moderada e ir retirando la espuma que se va formando y acumulando junto a las paredes, lo hacemos con una cuchara o un cucharón, poco a poco para coger sólo la espuma, y de vez en cuando removemos las fresas, pero sin que el movimiento arrastre lo que va quedando adherido a las paredes de la cazuela, eso ha de quedarse ahí.
Cuando veamos que empieza a espesarse el jarabe , después de una cocción de 45 minutos aproximadamente, podemos deshacer la fruta con el batidor de varillas o con la batidora eléctrica de brazo, según nos guste con más o menos trozos o más o menos fina. Es el momento de comprobar si ha alcanzado el punto de gelificación: se puede echar un poquito en un plato y comprobar, al enfriarse, que si la empujamos con el dedo se desliza y se arruga; yo lo que hago es “escuchar” la mermelada y cuando suena “chisporroteando” como un celofán al arrugarse ya está. De todas formas lo de más o menos espesa también responde un al gusto personal, las densidades y texturas son un mundo.

          Mientras pasa todo esto habremos esterilizado los tarros en los que vamos a envasar nuestra mermelada. Así que en cuanto apagamos el fuego los llenamos hasta arriba, cerramos bien y ponemos boca abajo hasta que se enfríen. Ya sólo nos queda etiquetarlos y guardarlos... e ir abriendo alguno para las tostadas, rellenos de tartas, base de helados y batidos, acompañamiento de quesos,... y lo que se nos ocurra.








domingo, 13 de enero de 2013

Galletas de arroz y té Matcha




            La de las galletas de té Matcha es una receta entretenida pero sencilla. En un principio se puede elaborar perfectamente siguiendo la tradicional receta de las tan europeas galletas de mantequilla añadiendo el té a la masa, pero ya que por fín me ponía con ellas decidí versionarlas con harina de arroz, a fin de cuentas dos ingredientes tan arraigados en la cultura japonesa bien podían ir juntos en unas galletas tan resultonas... tienen un delicado color verde, un suave y dulce sabor a té y una textura algo diferente pues se deshacen en la boca pero siguen “crujiendo”. Además podemos añadirles la ventaja de ser sin gluten, con lo cual son aptas para aquellas personas que no toleren esta proteína.




Necesitaremos...

      200g. de azúcar moreno
      200g. de margarina a temperatura ambiente
      2 huevos (M)
      Las semillas de 2cm. de vaina de vainilla
      500 g. de harina de arroz
      2 cucharadas de Té Matcha para repostería


¡A la cocina!

      Blanqueamos la margarina con el azúcar y, sin dejar de batir, añadimos los huevos y mezclamos bien, incorporamos las semillas de vainilla y, después, poco a poco, la harina tamizada y el té. Cuando ya tengamos la masa bien homogénea formamos una bola y la refrigeramos un mínimo de una hora.

      Calentamos el horno a 180º. Extendemos la masa hasta dejarla de medio centímetro, cortamos las galletas y las vamos colocando en la bandeja de horno, que colocaremos a media altura y dejaremos hornear 20 minutos. Pasado ese tiempo, o cuando comiencen a dorarse los bordes, las sacamos y ponemos a enfriar sobre una rejilla.